viernes, 19 de septiembre de 2008

Cuero y placas I, o como hacerse un babero blindado

Después de muchas entradas dedicadas a cosas peregrinas, como armas y utillaje civil, volvemos a los orígenes.

En esta ocasión me voy a poner manos a la obra en reproducir una armadura mixta, de cuero y metal. Se parece a las brigandinas y es un prototipo o modelo antiguo de la llamada “armadura de Visby”.

El modelo que me propongo llevar a cabo es mucho mas sencillo que la anterior, pues solo son pequeñas placas cuadradas de metal remachadas en una suerte de delantal de cuero. Su nombre en ingles es coat of plates, pero no me parece propio traducirlo como un "abrigo" de placas...

Si bien hay documentación al respecto, la evidencia artística (miniaturas en manuscritos y esculturas) nos deja muy pocas evidencias. El motivo, según se explica en el “Konungs skuggsjá” (manuscrito noruego de 1250) es que dichas armaduras cubrían desde la altura de los pezones (el del fondo, no se ría) hasta el cinturón, y se llevaban por dentro de la loriga. (si buscáis el titulo ese raro podréis encontrarlo en inglés por la red).

Empezando que no es poco: La base

Lo primero ha sido agenciarse el cuero para el dicho delantal. Una armadura mixta no es mixta si nos falta uno de los materiales.

Preguntando precios de cuero, y viendo que no podía ser algo muy pesado o voluminoso, descarte la vaquetilla y otros cueros más rígidos. El serraje parecía ser lo mas adecuado, pero el precio de adquirir una pieza entera sigue siendo algo que prefiero evitar.

La solución se presentó sola, tan clara como una ecuación matemática: mi cuñado es soldador, los soldadores usan delantales de cuero bastante flexibles… Si, mi cuñado me consiguió uno (lo sé, no tengo vergüenza).

Este delantal se presenta en un tono paliducho poco atractivo, y según pone la etiqueta es “cuero de descarne”, lo que el comprador de pieles medio (y el vendedor ya de paso) llama serraje. El tamaño es casi el ideal, y además con muy poco trabajo se puede eliminar el velcro y la hebillas, que francamente, practicas pero muy poco de época.



Cortando

Una vez eliminados los elementos demasiado contemporáneos, es el momento de hacer la parte mas arriesgada:

-Adecuar el tamaño de la pieza al largo apropiado (un poco por debajo del cinturón es bastante, no hace falta que te cubra el muslo).


Corta un poquitin de más y te vas a encontrar con que no tienes cuero ni para la parte de arriba de un bikini (y seamos francos, un bikini medieval... y en un tío con todas sus barbas…). Por fortuna, el presagio de la catástrofe, como para confirmar la regla, fue esta vez la excepción.

Teñido

Por fin tenemos una pieza de cuero que nos puede servir ahora mismo de babero, o como base de una futura armadura. Pero con semejante color da poca sensación de salud, y además no deja de soltar pelusa.

Para cambiar el aspecto externo (y digo externo, porque con teñir la parte de fuera me va a bastar, pienso yo en mi ingenuidad), nada mejor que un buen tinte para piel, en esta caso la fantástica y nunca bien ponderada “Súper Tinta Rápida” del fabricante Tarragó embotellada aptamente en botes de medio litro.

Pero antes de aplicar nuestra Súper Tinta, lo primero es limpiar bien el cuero con alcohol y una esponja que arrastre residuo, para dejarlo evaporar luego.

Seca la pieza y una vez limpia, se trinca un pincel ancho y de precio económico (porque después de esto ya puedes tirarlo directamente) y nos pondremos a dar pinceladas cortas pero briosas al cuero. Bien teñido es el momento de dejarlo petrif… secar a fondo para que no hay sorpresas a la hora de trabajar con el.




Pero señoras y señores, sorpresa… La piel es demasiado porosa o el tinte penetra demasiado, así que el trabajo que pretendía ahorrarme, es ahora obligatorio (no quiero que mi armadura sea una vaca por dentro francamente…)


Y aqui, despues de arreglar el anterior desaguisado, puede verse como le aplicamos el mismo trato al retal del que fabricaremos nuestras fantasticas correas.


Ahora tenemos las dos piezas bien teñidas de negro, que si bien hay alguna diferencia de tono no resulta importante (todo con tal de quitarle ese color lechoso, que grima de verdad), podremos pasar al tema de la siguiente entrada:

Cuero y placas II: poniendole correas al asunto